El jueves 3 de abril se llevó a cabo la redada laboral más grande de la última década en un mismo sitio de trabajo por funcionarios federales, en una planta de procesamiento de carne en la zona rural del estado Tennessee, dejando a 97 inmigrantes tras las rejas.
Diez personas fueron arrestadas por cargos criminales federales, una persona fue arrestada por cargos estatales y 86 inmigrantes fueron detenidos por estar ilegalmente en el país, dijo en una declaración Tammy Spicer, vocera de Inmigración y Control de Aduanas. Añadió que la mayoría eran mexicanos, sin dar una cifra.
32 personas fueron liberadas pero los restantes permanecen en prisión, sin que las autoridades hayan informado sobre sus identidades.
La Coalición de Derechos de Inmigrantes y Refugiados de Tennessee (TIRRC) aseguró que más de 600 niños faltaron a la escuela después de la “mega redada” y denuncio que los trabajadores informaron “trato rudo y detención a pesar de tener la autorización de trabajo”.
La operación conjunta fue parte de una orden de búsqueda federal ejecutada por ICE y Control de Aduanas (IRS).
Por ahora iglesias de la zona brindan santuario a las docenas de niños que quedaron sin cuidadores luego de la redada y se lanzó una recaudación de fondos para ayudar a las familias involucradas en la operación.
El Gobierno Trump dio orden de incrementar este tipo de inspecciones y operaciones en los lugares de trabajo, para desactivar los “imanes” laborales que atraen a los inmigrantes que están en el país ilegalmente y castigar a los empleadores que los contratan.
Desde que el Presidente asumió el cargo, los arrestos por inmigración han aumentado más del 40 por ciento y las deportaciones desde el interior de los Estados Unidos han aumentado un 34 por ciento.