La construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos, la principal promesa electoral de Trump en las elecciones de 2016, ha continuado a pesar de las protestas  de los grupos de inmigración, derechos civiles y ambientalistas para que la administración Trump detenga la construcción en medio del brote de coronavirus.

En gran parte de los Estados Unidos se han suspendido actividades no esenciales para prevenir la propagación del COVID 19 pero el gobierno se empeña en completar 450 millas de construcción para finales de 2020.

En Arizona se han reportado más de 1.200 casos de contagio y 24 muertes confirmadas, lo que ha  llevado al gobernador a obligar a los ciudadanos a permanecer en sus casas, excepto cuando necesiten atención médica o comprar comida u otros motivos esenciales.

Los moteles,  hoteles, apartamentos, campamentos de casas móviles y Airbnbs en esta ciudad fronteriza de Arizona están llenos de trabajadores.

Los residentes de Ajo se encuentran preocupados por la cantidad de personas que han llegado para colaborar con la construcción del muro aumentando así, el riesgo de contagio.

La administración Trump sostiene que el muro ayudará a prevenir la propagación del virus de México a Estados Unidos, aunque los epidemiólogos y el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dicen que esa barrera no atenuaría los brotes que ya están apareciendo en todos los estados.

Por el contrario, los especialistas en epidemiologia advierten que al trabajar numerosos grupos de personas en espacios reducidos aumenta el riesgo de propagación del virus por todo el país, cuando los constructores regresen a sus hogares.